domingo, 27 de octubre de 2013

Mi homenaje.

Los gustos de uno van cambiando porque por suerte estamos dispuestos a ser interpelados constantemente por distintos estímulos que nos rodean.  Creo yo, que sería muy difícil que me vuelva una fanática de la música oriental del siglo XIX porque la verdad es que no está  ni estuvo en el abanico de posibilidades que tengo a mi cercano alcance, tampoco tengo el estímulo para ir a buscar esa música, no me interesa.
Por suerte, toda esa serie de factores circunstanciales se dieron para que yo escuchara por casualidad y para que luego siga indagando en eso que había escuchado. Ese tema que empezaba con una guitarra extremadamente dulce y en el que luego aparecía esa voz andrógena, no entendía si era de mujer o de hombre, no entendía (en ese momento) si me parecía una buena voz o una voz de mierda. 
"Here she comes..." Hablaba de una mujer, tal vez sentía que esa canción fuera a  hablar de mi. "She´s gonna break your hert in two" "Cause every body knows..." y como si fuera mágico aparecía ese coro de hombres cantando una y otra vez "she´s a femme fatale".
Y la escuché una vez y otra vez y me pase una tarde entera de verano escuchando esa canción que me hacía llorar cada vez que la repetía. 
Así conocí La Velvet, como le decimos los cancheros. A veces te preguntan "Revolver?" "No, no Underground". 
De no haber sido que mi papá se hubiera comprado un ipod y que lo agarre más que con ganas de escuchar música, con ganas de escuchar a través de un Ipod y todo el fetiche que eso me significaba no hubiera conocido este maravilloso tema de esta maravillosa banda integrada por lo que  fue (pero que en realidad es, porque es más presente que pasado) ese maravilloso cantante. Lou Reed. 
Y empecé con ese tema y seguí investigando y descubrí "Sunday Morning", después "Heroin" y después perdí la cuenta, porque a los quince años esa banda ya se había convertido en mi "favorita" Y la escuchaba sin parar y se la mostraba a mi mejor amiga y la escuchábamos sin parar y la escuchaba con mi papá y la escuchaba sola. 
Sus letras que hablaban de la cotidianidad, de travestis, de un amor sincero, de lo que era un día perfecto porque estaban juntos, de la heroína, del domingo a la mañana. Los mensajes eran eso que hoy me dí cuenta me gusta. Eran mensajes simples, claros para un posible receptor, que no querían más que expresar una situación o contar una historia o hablar de una sensación. Sin la necesidad de palabras difíciles vacías de contenido pero muy hermosas para escuchar, usando palabras, frases, ideas que son masivas, de todos, para todos, desde todos y hacia todos. 
Esas guitarras media rockeras, casi sin tempo, que aparecían de repente en "Run Run Run" o la dulce pandereta de Nico. Todo ese desorden de cosas, de letras, de instrumentos, de ritmos, de gráficas me habían volado la cabeza. Por suerte. 
"Velvet Underground" fue esa banda que creo que todos tenemos, esa banda que es la primera música "de grande" que escuchas. Y puede ser que yo justo estuviera un poco más grande cuando la escuché o puede ser que justo esa banda me hizo más grande o como estaba más grande la podía escuchar, o en realidad sólo fueron varias casualidades unidas en un mismo momento.  Lo que me parece gracioso es que esa banda me marcó, yo me sentía más grande, había encontrado algo que me gustaba por haberlo simplemente escuchado entre la música que tenía mi papá. 
Así que gracias a mi papá, que seguro ni se dio cuenta y me dio una canción que me hizo pensar que era grande. 
Y un aplauso de pie a Lou Reed, que fue un rockero.



miércoles, 3 de julio de 2013

Preocupadas.

Quisiera poder contar historias sobre platos deliciosos, o sobre muebles preciados que me hayan significado una aventura encontrarlos, o sobre maravillosas prendas de ropa que yo crea que me constituyan como mujer. La realidad es que no vivo en ese mundo. Vivo en un mundo donde las preocupaciones de la mujer son otras, son preocupaciones.
Las mujeres, su femineidad y el supuesto estereotipo que ellos significa esta tildado, pautado, definido por la preocupación. Una preocupación que resulta producto directo de una necesidad constante, una necesidad que no es deseo, que se confunde con él pero que nada tiene que ver. El deseo es motor y la necesidad del todo o de la nada misma, es estática.
Estamos auto condenadas, como si viviéramos una profecía auto cumplida cada día, a necesitar de un otro, un otro externo.La gran denominada "pareja". Una mujer consigo misma, una mujer que está sola prefiere decir que está soltera, pero estar sola es convivir con el propio ser y el propio ser es aquello al que más debiéramos escuchar ya que ése es el deseo que nos tiene que movilizar, no el deseo de un agente externo que para nosotras es simplemente una necesidad creada.
Convivir con la cultura es ser prisionero de ella y constructor de la misma, presionando a aquellos que luego tendrán que convivir con nuestras construcciones. Pero dentro de esta cultura de la necesidad hay grietas, pequeños agujeros, fisuras que permiten filtrar el individuo (palabra que para muchos ortodoxos hasta puede llegar a ser malévola). Individuo como manifestación de un deseo, de un motor y por ende de un movimiento  transformador.
Somos relaciones, pero para ser relaciones tenemos que ser individuos. Y podemos estar acompañadas o solteras, pero primero hay que poder asimilarnos como solas y encontrar el propio deseo.

domingo, 28 de abril de 2013

Todos locos

Basta con que todos me digan que estoy loca para que así sea. Basta que todos te digamos que estas loco para que así sea. La locura es eso que sobresale a lo ordinario. Es aquello que está por fuera de la norma.
¿Qué sucede con aquellos que no hacen, o hacen algo distinto a lo que todos hacen, es decir, aquellos que no hacen lo que deberían hacer? Simplemente se convierten en locos. ¿Simplemente? Simplemente los convertimos en locos antes que ciudadanos, los convertimos en locos antes que en mujeres; que en hombres, los convertimos en locos antes que en trabajadores, los convertimos en locos antes que en amantes, los convertimos en locos antes que en personas. Dejan de ser sujetos porque decidimos deshacernos de los nudos que los atan a todos.
¿Será que tenemos miedo? ¿Será que tenemos miedo a que los locos nos contagien su locura?
¿Por qué no escucharlos? ¿Porque es distinto? Si los demás le dijimos a los locos que locos estaban. Antes de que nosotros los interpeláramos de ese modo eran ciudadanos, mujeres, hombres, trabajadores, amantes, personas. ¿Acaso no nos da miedo que nos contagien de todo eso que también los define?
¿Por qué nos da tanto miedo lo diferente que hasta lo tildamos de locura?
Todos podemos decirle a alguien que está loco, pero también todos nos pueden decir que loco está uno. Pareciera que hay que tener cuidado de no pensar más allá, tenemos que estar atentos de lo que la agenda nos dictamina qué tenemos que pensar. Hay que tener cuidado de no decir algo que no deberíamos decir, no vaya a ser cosa que quedemos fuera de lugar, porque parece una expresión simple "fuera de lugar" pero inocente no es. Estar fuera de lugar, es estar fuera de la norma, no pertenecer a lo normal, quedar por afuera. Afuera. Ese lugar donde están los que no se ajustan al "deber ser" Ese lugar donde los locos dejan de ser personas porque antes que nada son locos.
Pero, ¿Qué hubiera sido de nosotros sin ellos que nosotros denominamos, etiquetamos (algo en lo que todos somos expertos) como locos? Los cambios siempre fueron llevados adelante por un grupo de locos, que nos supieron contagiar de su locura. Porque al fin y al cabo esa anormalidad, esa expresión por sobre las demás, esa cuestión extra ordinaria, ese qué sé yo que no logramos entender y que por ende por fuera dejamos, es lo que cambiar nos permite e irónicamente cambiar nos mantiene vivos.
Así que el locos podes ser vos, puedo ser yo, tal vez haya un par dando vueltas. Por suerte.


En defensa de lo público, por la desmanicomialización y en contra de la represión.

jueves, 4 de abril de 2013

Uno mismo.

Está en el común de todos nosotros pensarnos como personas que tienen un nombre propio, un cuerpo, un modo de pensar, gustos propios, modos de pensar no únicos pero que sí nos pertenecen. Cada uno de nosotros tiene muy en claro quién es uno mismo. Todos somos diferentes y todos somos individuales.
Lamento destruír el ego de cada uno de nosotros pero no estamos solos y somos únicos pero también estamos, convivimos, nos relacionamos con otros. ¿Adivinemos qué? Los otros son los que nos pusieron el nombre que hicimos propio, los que nos permiten ser concientes de que tenemos un cuerpo, de los que tomamos cuestiones para pensar, los que nos mostraron las cosas que nos pertenecen. Las personas convivimos y nos apropiamos de lo que "el otro" nos brinda. Somos uno porque estamos con otros.
Perdernos en el otro es, a fin de cuentas, encontrarse con uno. Descubrirse.
Amarse es dejar que los otros te amen y se descubran a medida que vos te descubris.
Uno existe a través del tiempo y el tiempo es dinámico. El tiempo pasa, es lo único que no para y es lo que permite que las cosas no se queden estáticas. Pretender eso es vetar la expontaneidad.
Las personas nos cambian a través del tiempo. Nosotros cambiamos a la personas a través del tiempo. Uno cambia y así se encuentra constantemente. No permitirse al cambio es aferrarse a un pasado, a un momento que ya pasó porque el tiempo pasa constantemente. Aferrarse al pasado es la mejor forma de detener el tiempo pero también es la mejor forma de perderse y no encontrarse más.
Porque, ¿Quién puede encontrarse en un presente constante si se busca a uno mismo en un pasado estático?

jueves, 7 de marzo de 2013

¿Feliz día de la Mujer?

Debe haber tentadoras promociones en florerías y la bombonería de Cabildo seguramente vaya a tener buenas ventas.
A la noche, el lema de los boliches va a ser "ladies night" y probablemente el dos por uno en tragos no se le niegue a nadie de sexo femenino. ¿Qué tan triste debería resultarnos que todo esto ocurra el 8 de Marzo, día en el que se conmemora la lucha de mujeres trabajadoras que fueron quemadas vivas mientras luchaban por sus derechos? Muy triste.
Mientras haya hombres y mujeres que sigan festejando y comprando cultura en la que la mujer es un objeto sexual, un objeto al cual mirar o hasta un objeto al que no está mal denigrar, el día de la mujer va a seguir siendo triste.
Mientras siga habiendo desigualdad a la hora de la posibilidad laboral entre un hombre y una mujer ya que ésta  el único pecado con el que ha nacido es tener una vagina, el día de la mujer va a seguir siendo triste.
Mientras siga habiendo trata y mientras, peor aún, siga habiendo cómplices a la hora de ser clientes, el día de la mujer va a seguir siendo triste.
Mientras siga existiendo la violencia de género, el día de la mujer va a seguir siendo un día triste.
Mientras siga siendo parte de un juego interno de hombres gritarles a las mujeres por la calle, el día de la mujer va a seguir siendo triste.
Los hombres y las mujeres no somos iguales, pero tampoco somos desiguales. Somo diferentes y no recaigo en obviedades pidiendo por todos lo mismo. Lo único que creo que debemos pedir para todo/a/xs es el mismo respeto.
A las personas nos es tan común lidiar, tratar, charlar, con otras personas que hasta a veces nos olvidamos de su hermosa condición de ser humano y nos olvidamos de tratarlo como tal, de darle la posibilidad de una dignidad, de elección, de producción.
Por favor, humanos, no nos olvidemos de que quienes están a nuestro alrededor también son humanos.

El día de la mujer es triste por todas esas cosas, pero mientras haya al menos una mujer luchando, podemos seguir conmemorándolo.