viernes, 11 de mayo de 2012

No, Daddy Yankee, no.

Hablar desde la mujer es algo en lo que ya soy experta, parece. No sé si a las mujeres les gusta leerme o no, porque no sé si alguien se pueda llegar a identificar y eso es clave en la relación que se lleva a cabo entre aquellos que escriben y aquellos que leen. Es difícil identificarse, somos muchos y muy distintos (por suerte)
Sin embargo, hay algo en lo que deberíamos estar de acuerdo todas las mujeres. Sí, a nivel mundial, deberíamos hacer una gran pueblada de las calles para unirnos. ¿Qué será aquello tan poderoso que tendrá la potestad de unir a todas la mujeres del mundo? Las canciones de reguetton (regueatón?) y todo lo que ellas encarnan con respecto a la discriminación de género. Primero y principal la calidad musical deja mucho que desear pero sus letras muestran un gran retroceso con respecto a lo que años de lucha han logrado con la imagen y el significado de lo que es ser mujer. El reguetón, género que se podría decir que derivó de la cumbia villera pero que en realidad tiene sus raíces en países centro americanos, ha destruido la imagen de la mujer como ser revolucionario, que ha luchado por sus derechos y la ha convertido en una imagen meramente sexual que pide a gritos "por más gasolina". ¿En qué nos convertimos? ¿Cómo puede ser que en la mayoría de los boliches suenen canciones que hablan sobre "el bombón asesino" de las chicas, sobre como los hombres cantan "hoy voy a azotarte, pegarte y lo malo es que te gusta, castigarte por tu mala conducta" y cómo puede ser que el exponente del romanticismo sea Arjona con la frase "tu reputación son las primeras seis letras de esa palabra"?
Realmente me pregunto qué tipo de lucha sostenemos si esta es la música popular. La violencia de género puede ser mucho más sutil y efectiva que una trompada o una típica frase como "anda a lavar los platos". La violencia de género manifestada en este tipo de música, que de alguna forma encarnan la cultura llevada a cabo por las masas, es mucho más sutil y alienante pero no por eso menos corrosiva. Tenemos que entender que la mujer no es un objeto sexual pero que sí disfruta el sexo tanto como el hombre. Tenemos que entender que la mujer tiene mucho más que un bombón asesino y que además puede llegar a ver atractivo el bombón asesino del hombre.
Las mujeres y los hombres son diferentes pero no desiguales y aún queda mucho por recorrer porque si la música más escuchada trata sobre cómo las mujeres tienen la capacidad de abrirse de piernas y moverse hasta abajo mientras los hombres piden cerveza, significa que el rol de la mujer en esta sociedad sí es penoso.
 Menos daddy yankee, por favor.

jueves, 3 de mayo de 2012

El amor duele (a uno mismo también)

Hay distintas interpretaciones de lo que significa cuidarse. Dependiendo de dónde seas oriundo, de qué tipo de familia provengas, de qué tipo de costumbres tengas, etc. Pero si tenemos en cuenta lo que supuestamente es cuidarse para una mujer hoy en día, en esta sociedad pos-moderna, occidental, latinoamericana, cosmopolita; la mujer debe luchar por sus derechos, combatir el machismo, trabajar y pedir igualdad, pedirle amor a su pareja pero también la mujer debe depilarse. Y no me vengan con que no es necesario o que eso depende de la libertad individual porque quiero ver la reacción de aquellos que me refutan cuando en el bondi vean aquel recoveco por debajo del brazo de la mujer repleto de...pelos. 
Está bien, la verdad es que muchas de nosotras estamos lo suficiente socializadas como para desear depilarnos, porque claro, es parte de ese cuidado implícito que debemos tenernos. Cuidarse es quererse, no? Salvo excepciones que mejor no cruzarse. Depilarse es quererse? Aunque sea un mandato social, por una cuestión de razonamiento lógico frente a las anteriores premisas, sí.
 Siguiendo esta línea de pensamiento, el ponerse cremas, el comprarse ropa, el cortarse el pelo, el comprarse un perfume, etc. también es quererse. Parecería que intentar sentirse bella (siguiendo las reglas de lo que hoy en día en mi contexto significa belleza) es quererse. Es que ponerse cremas, perfumarse, comprar ropa son lindas sensaciones.
 Pero, ¿POR QUÉ DENTRO DE ESTE GRUPO DE ACTIVIDADES FUE INCLUIDA LA DEPILACIÓN? Estar depilada me encanta. Pero no hay que olvidar el momento previo a la depilación, o sea el momento en el que no estas nada depilada y que te tenes que ver así para que de algún modo valga la pena esa plata invertida en el salón de belleza. Tampoco hay que hacer caso omiso a la vergüenza que una pasa en la depiladora: estar tirada, generalmente en paños menores y que otra señora te pase cera con una espátula como si fueras un lechón siendo marinado. Tampoco hay que olvidar la perdida completa de dignidad prestándote a escuchar una gran cantidad de frases: "A ver corazón, abrime las piernitaas" "Mmm, me parece que alguien se estuvo pasando la gillete" "Profundo, no? Me parece que necesitas profundo vos" "A ver, date vuelta y ponete en cuatro..." Y por favor, cómo vamos a olvidar el dolor. En realidad,las dos etapas de dolor: la primera, aquella en la que sentimos la alta temperatura de la cera y la segunda y más dolorosa, ese tirón que no es el de un solo pelo, ni de dos, es el de todos esos pelos que nos queremos quitar. Por lo tanto, el dolor es directamente proporcional a la cantidad.

 ¿Y por qué decidimos sufrir esto? Porque seguimos pensando que está bueno ser bella, porque está bueno cuidar nuestra femineidad, porque nos queremos cuidar, porque supuestamente nos queremos y el amor duele.