viernes, 3 de junio de 2016

Tener fe

Envolver el cuerpo, frasco de todo lo otro que no es cuerpo, entre las sábanas; enredarse en el sueño de no querer nunca salir del nudo que sin querer se generó entre las piernas y las telas y el colchón que nadie quiere tocar, porque así nos eseñaron, el colchón no se toca. Como la camiseta que no se mancha, o como la teta que sí se toca.
Mirarse al espejo, pensar en la idea de reflejo, pensar que nunca me voy a ver a mí misma. Siempre un reflejo, siempre mediada por un objeto, por otro, por una mirada, por un lente. La angustia de pensar que tal vez nunca me conozca.
Entonces, qué yo es más yo.Es una pregunta.  El del espejo, el del reflejo sobre la cuchara, el de los ojos del que me mira con amor, y el que ni siquiera me mira. Esa también soy yo.
Salir envuelta, con capas, como si fuera una cebolla, generando un mecanismo que no deje filtrar ni una gota de ese aire frío que es húmedo y por eso se filtra, porque en el aire hay agua, el aire es agua que se condensa y toma la forma de gotitas. Como las lágrimas que también son gotitas. Tal vez adentro del cuerpo también existe el proceso de condensación y el llorar no es más que eliminar el agua que inhalamos en forma de aire. Como la serie que veo en la computadora que explica habla sobre astrofísica. Yo vi Breaking Bad, pero me gusta más la serie de la astrofísica. Tal vez porque tiene que ver más con las ideas que con la vida real, porque al fin y al cabo, todo lo que me explicaron sobre el universo es en realidad una teoría que en el algún momento puede ser refutada por una nueva teoría. Vivimos en una forma de entender el mundo. Hay otras. La gravedad es una forma de entender el mundo. Como el psicoanálisis y el padre y la histeria y el Edipo. Ni hablar de la pregunta constante del ser mujer, porque como no tengo falo, ¿qué tengo?
Es cuestión de tener fé en la ciencia. De tener fé con el corazón pero desconfiar un poquito, como con las personas, porque la ciencia es una persona. O al menos es creación de personas, con eso ya me basta.
Porque las amo. A las personas. Amar al ser humano y a cada uno con su humanidad. Fascinantes somos, tanto que decidimos creerle a cualquiera que nos explique qué tenemos, qué somos, qué tenemos que hacer.

“Tranquilizate, no te vuelvas loca pensando” Me dicen mucho. Mejor si me vuelvo loca pensando que por no poder pensar. Me parece. No sé. 

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