lunes, 3 de diciembre de 2012

El Egocéntrico.

El egocéntrico no sólo se caracteriza por amarse a sí mismo. El egocéntrico no es narcisista, no es aquel personaje que se miraba en el reflejo de un lago y lo único que hacía era deleitarse con su propio ser.
El egocéntrico, suele ser ególatra, sí, pero no siempre. Y también tiende a ser egocentrista.
El egocéntrico no es sólo el mejor haciendo eso que nadie más puede hacer, no sólo es esa persona que sólo puede hablar de sí mismo, no es sólo aquel que hasta tintes egoístas puede tener. El egocéntrico, principalmente, se cree único. Él y nadie más. Él único capaz de hacer bien las cosas, él único del que se puede hablar, pero también el único en el mundo. Sólo. Sin otros con quien compartir esos quehaceres, sin otro de quien o con quien hablar y por decantación el único que tiene todas las responsabilidades, todas las culpas, todos los problemas. ¿A quién le va a pedir ayuda el egocéntrico si para él, él es el único? ¿A quién le va a pedir ayuda el egocéntrico si toda la culpa es suya? ¿A quién le va a pedir ayuda si ni siquiera eso le va a permitir a los demás?
El único perjudicado es el egocéntrico porque lo único que hace es autodestruírse, porque no sólo está solo sino que sabe perfectamente como alejar (sin querer) y sabe cómo hacer para que todo sea su mérito o,  dicho en genuinas palabras de alguien egocéntrico, su culpa.

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